Así las cosas, cabría esperar que de acá a unos años saliera un artículo en el que se tipificara y caracterizara su veneno. Es que nuestra Ctenus longipes pertenece a la misma familia que la temible araña del banano, por lo que Mariana dice que si bien cabría esperar que las hembras fueran agresivas, lo que encontraron fue muy distinto.