Se suceden los días y la línea va cogiendo lógica y altura. Además de acariciarse y apapacharse, es importante que el dominante sea especialmente amable y considerado con el sumiso con acciones como: ponerle crema sobre los enrojecimientos, algún ungüento calmante sobre quemaduras leves que hayan podido provocar las cuerdas o la cera, curarlo si hubo alguna herida superficial o ponerle cubitos de hielo en los glúteos o partes del cuerpo adoloridas por los azotes.